¿Qué
tramamos? Recuperar lo auténtico, y sustituir los plásticos por los vegetales
del entorno, para que vuelvan a estar presentes en lo cotidiano. En un contexto de crisis climática y deterioro del medio, nos encaminamos hacia prácticas sostenibles y una contracultura al consumismo compulsivo y desaforado. Y trasubimos para que mimbres, espartos, palma,
cañas, juncos, etc. puedan ofrecer soluciones bonitas, prácticas e innovadoras para el futuro.
Atendiendo los ritmos del buen hacer, recolectando con respeto las plantas con las
que trabajamos en su mejor momento, como los
maestros que nos han precedido. Y con alegría para que las cosas salgan
bien con el compromiso de dejar la marca del amor y el gusto por lo que
hacemos en cada labor.
Y precisamente esa búsqueda honesta de las formas tradicionales es la que nos regala el gusto de entrar en un contacto íntimo con el medio natural, y disfrutar del monte y los paseos al aire libre.
Al
calorcito de agosto sudamos de lo lindo cogiendo espartos cuando están
en su mejor sazón, y después nos arremangamos y nos metemos en el río
para que pasen su cuarentena facultativa antes de majarlos con ritmo. Y si hay que meterse en el río en enero pues con gusto también lo hacemos que es bueno para la circulación y para eso tenemos piel de neopreno.
Nuestro propósito además de profundizar en el oficio artesano, quiere contribuir a fomentar el aprovechamiento del esparto y las fibras naturales en las ocupaciones domésticas y facilitar que dejemos de ser consumidores y pasemos a elaborar nuestros ajuares con nuestras propias manos.